miércoles, 9 de julio de 2014

Weird west volumen 1: trío de ases

Ha llovido desde aquel experimento de Lem Ryan en los inolvidables bolsilibros de Bruguera, icono de la cultura popular de los años 80. La leyenda cuenta que un escritor inconformista se empeñó, en contra de los deseos de su editorial, en juntar en una misma historia a vaqueros americanos y a Drácula. Paralelamente, ya se había salido del guion establecido con sus historias de cierto bárbaro llamado Katham, al cual recreaba en distintas novelas con distintos nombres, para eludir la regla de oro de la casa; no escribir títulos enmarcados en saga alguna.
¿Se trataba de un hecho pionero en nuestro país? Algunos dirían que no, pues Silver Kane ya publicó su Rancho Drácula en 1960. Sin embargo, tras leer ambas historias me quedo sin duda con Cazadores de vampiros, pues a su lado Rancho Drácula parece el especial Halloween de Bonanza. Tal debate, si lo hubiere, es un tanto estéril; comparable al de si Elvis es o no el Rey del Rock. Históricamente sabemos que antes vino Ike Turner con su Rocket 88, pero fue el de Tupelo quien revolucionó la sociedad de la época con su inimitable estilo. También vinieron otros después, muchos de los cuales tocaban mejor, cantaban igual, bailaban igual... Pero vinieron después y no causaron un impacto ni remotamente parecido.
En este volumen, Dlorean recupera Cazadores de Vampiros treinta años después y le añade dos secuelas por autores de la casa, como son Raúl Montesdeoca y Carlos Díaz Maroto. La extensión equivale a tres novelas de "a duro", los populares bolsilibros que últimamente parecen estar volviendo con fuerza. ¿Habrán sabido captar la esencia?

domingo, 29 de junio de 2014

Amadís y el rayo de hierro, de Luis Guillermo del Corral

Quienes ya hemos rebasado la frontera de los treinta recordamos una época en que se podían encontrar todo tipo de novelillas en los kioskos, habitando entre tebeos y revistas. Estoy hablando de los bolsilibros, una especie que se creía en extinción y de la que tan solo han sobrevivido algunos especímenes de Marcial Lafuente Estefanía, de temática del oeste, que se pueden encontrar a precio irrisorio en los establecimientos chinos, y algunas de Jazmín, con contenido romántico. 
Afortunadamente, todavía quedan (quedamos) nostálgicos que añoramos aquellos días y un formato de novelas breves que nos traían las más trepidantes, macabras y enloquecidas ficciones, acompañadas por unas portadas que conseguían venderte el producto por sí solas. NeoNauta Ediciones es la primera editorial que ha saltado a la palestra (aunque en años recientes ha habido alguna que otra intentona que no acabó demasiado bien, al parecer, de reeditar viejos clásicos de terror), y lo ha hecho con fuerza. Hasta cuatro títulos han sacado al mercado con apenas un mes de diferencia. 
La novela que encabeza esta entrada, del joven escritor Luis Guillermo del Corral, retoma un personaje clásico de nuestra literatura medieval, nada menos que Amadís de Gaula, cuyas andanzas acabaron por volver loco al ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Se trata de un personaje puesto al día, tal y como viene haciendo la industria del cine con los John Carter, Frankestein y compañía, para ofrecernos nuevas historias más acordes con el gusto de los espectadores (y lectores) actuales. 
Mediante el recurso del manuscrito encontrado, el autor nos introduce en un mundo paralelo de espada y brujería en el que los demonios, nigromantes y héroes campan a sus anchas, derramando su melodía de sangre y vísceras con generosidad.

martes, 15 de abril de 2014

Doctor Dröm, detective de lo paranormal


Aquí dejo el link donde se puede descargar la primera historia de este misterioso personaje:

El Jinete Onírico. Un caso del Doctor Dröm
La señora Worthington apenas había conseguido dormir durante la última semana. Los repentinos cambios que su marido Ronald, con quien llevaba veinticinco años casada, había sufrido últimamente, ya le habían hecho recelar que algo fatal estaba a punto de ocurrir. Tal vez debió haber buscado ayuda antes, pero en un principio la idea de que su esposo anduviese metido en un lío de faldas le hizo desistir de darle una mayor publicidad. Ahora todo eso le daba igual. Ronald llevaba dos días sin aparecer por casa, y Mildred ya no podía permanecer cruzada de brazos. Sobre la mesita de estilo Luis XVI, el retrato de ambos en su vigésimo aniversario la contemplaba, irreal. Había acariciado la posibilidad de avisar a la policía del condado, pero finalmente se decidió por solicitar un tipo de ayuda más discreta. Tal vez un detective privado; aparecían varios números en el listín telefónico. Pero aquella tarde, ante su aparato de televisión, había tenido una revelación. Se trataba de aquel hombre misterioso de aspecto extravagante y mirada hipnótica. No era la primera vez que le veía en un programa, tomando parte en un debate sobre los temas más diversos o realizando números de prestidigitación. Hasta aquel momento había pensado que se trataba de uno de esos magos modernos de dedos hábiles y discurso pseudometafísico ideado para confundir a los escépticos y levantar polémica con el objeto de aumentar su fortuna personal. ¿El mundo de los espíritus? 
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