Durante el tiempo que tuve la suerte de colaborar en labores editoriales dentro del equipo de Pulpture aprendí muchas cosas. Corrección de textos, asesoramiento de nuevos autores, valoración de manuscritos... Frecuentemente se aprende más de los malos que de los buenos. Por eso, cuando tuve el manuscrito de Natividad de sangre entre manos, supe desde el primer párrafo que me encontraba ante algo especial. Dejé el lápiz y el rotulador rojo a un lado, me acomodé en la butaca y, simplemente, disfruté de una buena lectura.
En esa etapa también conocí a un buen grupo de autores noveles, entre los que pude distinguir a algunos que poseían esa preciada cualidad que me gusta llamar la chispa: ese algo intangible que el ojo entrenado sabe captar al vuelo y que está pidiendo a gritos una oportunidad para sacar todo su potencial. Por eso, a la hora de reunir al grupo de trabajo que habría de continuar la saga de Lem Ryan, Sangre bajo la luna, tuve claro que la primera opción tenía que ser Jorge Del Río. Pocas veces se puede ver una progresión tan meteórica en apenas algo más de un año, desde que se colara casi de penalti en la antología de espada y brujería Conjura (confieso que yo era partidario de dejar fuera su relato, que no terminó de gustarme) hasta el día de hoy. Y es que Jorge Del Río está llamado a convertirse en un sólido valor del neopulp en castellano, o me como el sombrero crudo.
Sí, a estas alturas ya sabrás, sagaz lector, que Jeff Ryans no es otro que Jorge Del Río, argentino ejemplar y mejor persona. Pero dejemos que se exprese él mismo, con sus propias palabras.
Planeta Neopulp: ¿Cómo te decidiste
a empezar a escribir? ¿Cuáles son tus principales referencias?
Jorge Del Río |
Jorge
Del Río: En verdad, escribo desde la infancia. Aprendí a leer y
escribir a una muy temprana edad (4 años, supongo que gracias en
parte a que no había videojuegos) y siempre me apasionaron las
historias. Empezando por los cómics y las novelas de aventuras
(Salgari, Haggard y Stevenson, más que nada), lo cierto es que
siempre he sido un lector voraz, y la escritura surgió como una
consecuencia inevitable de esa misma pasión. De escribir las
historias que me gustaría leer. Sobre mis referencias, son muchas y
muy variadas: desde Salgari y compañía, exponentes del pulp clásico
como Robert Howard y Edgar Burroughs, pasando por los maestros del
género negro como Hammett y Ellroy hasta referentes más modernos
como Dennis Lehane. Y por supuesto, Stephen King y Michael Crichton.
Tipos que no se pierden en vuelos filosóficos, y que saben cómo
contar una buena historia.
P.N.: Parece que últimamente la gente
lee menos. Como padre que eres, ¿crees que es importante incentivar
la lectura entre los más pequeños de la casa?
J.D.R.:
Por supuesto. Si bien es duro competir con la TV o los videojuegos,
yo creo que la lectura estimula la imaginación de una manera que no
puede compararse con otros medios. Eso, además de otros beneficios
más «académicos», como enriquecer el vocabulario, mejorar la
capacidad de redacción y la ortografía… la lectura es como el
ejercicio, sólo tiene consecuencias positivas para nosotros, a
corto, mediano y largo plazo.
P.N.: Se nota, por tus escenas de
acción, que practicas algún arte marcial. Cuéntanos algo de esta
experiencia y si crees que te ha servido para escribir mejor.
J.D.R.:
Si hay un solo deporte en el que me he destacado medianamente ha sido
en las artes marciales, jaja. Empecé a los 8 años con karate,
obtuve mi primer cinturón negro a los 15 y mientras estudiaba en la
universidad me dediqué al full contact y kick boxing, compitiendo en
distintas modalidades con algo de éxito. Y aun ahora, más cerca de
mis 40 que de mis 30, practico MMA, liándome a golpes tres veces por
semana con muchachos mucho más jóvenes que yo. Sacando el daño
cerebral ocasionado por los golpes (jeje), sí, yo trato de aplicar
mis conocimientos a las escenas de acción de mis historias,
diagramándolas mentalmente como una coreografía. Tengo un estilo
muy visual, también influenciado por mi afición al cine.
P.N.: Vives en Argentina, pero eres
más conocido en España que allá. ¿Nadie es profeta en su tierra?
¿Cómo ves el panorama de la literatura fantástica en Argentina?
J.D.R.:
En Argentina he publicado ya en dos ocasiones en «Axxón», una
revista de ciencia ficción, fantasía y terror hecha a todo pulmón
y con mucho profesionalismo. Quizás peco de ignorante pero, sacando
honrosas excepciones (como la excelente «Saga de los Confines» de
mi compatriota Liliana Bodoc) no veo mucha actividad dentro del
género en mi país. Y eso que contamos con muy buenos escritores,
pero creo que el problema está en el mercado, no en la oferta.
P.N.: Eres uno de los elegidos para
continuar la saga de Sangre bajo la luna. ¿Te has visto cómodo
dentro del género negro? ¿Qué significa para ti haber trabajado
con un icono de la literatura popular como Lem Ryan?
J.D.R.:
Sí, la verdad es que me he sentido muy cómodo escribiendo en este
tipo de género, más aun tratándose de una historia ambientada en
los 80s, mi década favorita de la historia de la humanidad, jaja.
Confieso haber descubierto recientemente a Lem Ryan, junto con Curtis
Garland (llegaban bolsilibros a Argentina cuando era niño, pero sólo
recuerdo leer más que nada historias del Oeste y alguna que otra de
terror). Ahora me estoy poniendo al día, ya he leído la excelente
Cazadores de vampiros y sigo con la saga del bárbaro Katham.
Para mí es un honor estar compartiendo páginas con un maestro como
Lem Ryan, todo un referente dentro del pulp en español.
P.N.: ¿Te ha resultado fácil
escribir dentro de un grupo de trabajo? ¿Prefieres esta modalidad, o
en cambio eres de los que cabalgan mejor en soledad?
J.D.R.:
Stephen King dijo una vez que escribir una novela era un trabajo
arduo y solitario, «como cruzar el Atlántico a remo dentro de una
bañera», o algo así. Trabajando en equipo, al menos, ya no es tan
solitario. Y resulta motivador compartir personajes, ideas, opiniones
y ver cómo todo va tomando forma, cómo se concatenan los engranajes
para formar algo mucho más grande… es genial. A pesar de todo el
trabajo que supone, no veo la hora de volver a encarar otro proyecto
en conjunto.
P.N.: Hablando de cabalgar,
recientemente has desembarcado en Dlorean con un serial dentro de su
universo Weird West, que se publica de forma gratuita en su web. ¿Te
veremos por allí de forma asidua, o ha sido un ligue de una noche?
J.D.R.:
Eso también habría que preguntárselo a ellos, jaja. Me entusiasma
publicar un serial de Weird West con la gente de Dlorean (basado en
una idea sugerida por mi hijo Ezequiel) y me encantaría poder seguir
publicando dentro de ese universo.
P.N.: Diste tus primeros pasos
editoriales en Pulpture, tanto en sus antologías como en su revista
Ánima Barda. ¿En qué medida te ha servido esta experiencia para
mejorar como escritor?
J.D.R.:
En un cien por ciento, algo de lo que sin duda estás al tanto. No
sólo es un placer trabajar con gente tan agradable y profesional
como Jorge Plana y Cris Miguel, sino que con cada una de sus
correcciones aprendí a pulir mucho mi narrativa.. (Agradezco en
particular a Cris y sus amenazas de muerte, gracias a las cuales
aprendí a utilizar los guiones de diálogo como Dios manda).
Ken Bryan es uno de los seudónimos utilizados en la antología, en este caso por mí, Julio M. Freixa. |
P.N.: He tenido el honor de ser el
primero en leer tu novela para Historias de sangre bajo la luna, que
desde mi punto de vista es excelente y trasciende las barreras del
género weird noir. ¿Qué les dirías a quienes se están pensando
si participar en el crowdfunding o no? ¿Por qué deberían invertir
15 eurillos en una compilación (de alrededor de 500 páginas) de
escalofriantes historias de terror con tono policíaco?
J.D.R.:
Primero, muchas gracias por tu valoración, ya sabes lo mucho que
significa para mí. ¿Por qué deberían invertir en el crowdfunding?
Porque cada una de las historias que saldrán en ese libro valen la
pena y merecen ser contadas. Desde la reedición del clásico de Lem
Ryan Sangre bajo la luna, pasando por la tuya, la de José
Antonio Herrera y (modestia aparte) también la mía, titulada Natividad de sangre y ambientada en la ciudad de Nueva York, a
fines de Diciembre de 1985. Son todas historias ágiles, muy
entretenidas, que te atrapan y no te sueltan hasta el final. De las
otras dos historias que componen el tomo me han dicho que no diga
nada, bajo pena de muerte, porque es todavía secreto. Con una
ambientación tan atractiva como es la Gran Manzana en los 80s (la
misma de «Los Inmortales» y «Manhattan Sur» entre muchas otras),
con una combinación explosiva entre policial negro, terror y
película de acción, pienso que son historias que no defraudarán a
sus lectores.
P.N.: Jorge, como siempre ha sido un
placer poder hablar contigo. ¿Hay algo que quieras añadir antes de
despedirnos?
J.D.R.:
El placer ha sido mío. Sólo quiero animar a los lectores y mecenas
potenciales, a que participen del crowdfunding y que adquieran el
libro. Tal como las pelis de la misma década en la que está
ambientado, el entretenimiento está garantizado.
La verdad es que me gusta mucho el estilo de Jorge, aunque por ahora solo he leído relatos suyos pertenecientes a Pulpture y Ánima Barda. Estoy deseando leer su novela, sobre todo después de esta entrada. Me gusta mucho lo que cuentas de su evolución, la verdad es que tener que cumplir una fecha de entrega y tener el apoyo de Jorge y Cris hace crecer mucho :)
ResponderEliminar¡Saludos!