Hace unos años, La biblioteca del laberinto reeditaba una novela que había aparecido en 1995 en la mítica colección de Anaya Ultima Thule que dirigía Javier Martín Lalanda. En su época pasó prácticamente desapercibida, si no fuera porque la crítica la destrozó sin contemplaciones. El motivo: bajo el seudónimo de Dorian Blackwood se escondía el propio editor de la colección. Pocos quisieron entender la obra como lo que pretendía ser, un homenaje a las lecturas caballerescas que fueron las predecesoras de las actuales novelas de fantasía épica. Aderezado con toques de ciencia-ficción (la acción transcurre en una hipotética Madrid del futuro), especialmente a las evocadoras novelas de la Tierra Hueca de las que muchos disfrutamos en nuestra infancia y aun ahora que estamos creciditos (Viaje al centro de la Tierra, Pellucidar...) y un descenso a los infiernos que tal vez se podía haber explotado más, en benefico de la obra. El autor es sobradamente conocido en los círculos de la literatura fantástica europea, pues está considerado la máxima autoridad en la figura de Robert E. Howard y su creación más universal, Conan de Cimmeria. Ha escrito varios ensayos fenomenales al respecto, entre los que podríamos destacar El cantar de las espadas, en los que demuestra sus inagotables conocimientos en literatura medieval (ha realizado traducciones y ensayos sobre el tema que se consideran entre los más acertados en la materia) y su buen hacer narrativo.domingo, 9 de junio de 2013
Fantasía autóctona con trasfondo medieval: "Un infierno en la mente"
Hace unos años, La biblioteca del laberinto reeditaba una novela que había aparecido en 1995 en la mítica colección de Anaya Ultima Thule que dirigía Javier Martín Lalanda. En su época pasó prácticamente desapercibida, si no fuera porque la crítica la destrozó sin contemplaciones. El motivo: bajo el seudónimo de Dorian Blackwood se escondía el propio editor de la colección. Pocos quisieron entender la obra como lo que pretendía ser, un homenaje a las lecturas caballerescas que fueron las predecesoras de las actuales novelas de fantasía épica. Aderezado con toques de ciencia-ficción (la acción transcurre en una hipotética Madrid del futuro), especialmente a las evocadoras novelas de la Tierra Hueca de las que muchos disfrutamos en nuestra infancia y aun ahora que estamos creciditos (Viaje al centro de la Tierra, Pellucidar...) y un descenso a los infiernos que tal vez se podía haber explotado más, en benefico de la obra. El autor es sobradamente conocido en los círculos de la literatura fantástica europea, pues está considerado la máxima autoridad en la figura de Robert E. Howard y su creación más universal, Conan de Cimmeria. Ha escrito varios ensayos fenomenales al respecto, entre los que podríamos destacar El cantar de las espadas, en los que demuestra sus inagotables conocimientos en literatura medieval (ha realizado traducciones y ensayos sobre el tema que se consideran entre los más acertados en la materia) y su buen hacer narrativo.
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